Para todas aquellas personas que se consideren capaces de mejorar su salud integral mediante el aprendizaje y la modificación de su estilo de vida.
La salud es uno de los cuatro pilares de la felicidad, si no hay salud, si hay dolor o sufrimiento no se puede ser feliz. En la actualidad nuestro sistema de salud se colapsa con numerosas enfermedades que son evitables y que cuando se presentan, son perfectamente reversibles. A parte de las enfermedades infecciosas, los traumatismos y accidentes, las enfermedades genéticas y congénitas, enfermedades fortuitas, algunas enfermedades degenerativas y el envejecimiento, existen un gran numero de enfermedades que se aprenden de padres a hijos y que son preocupantemente frecuentes en nuestro entorno.
Recordemos que la primera causa de mortalidad en occidente es debida a las enfermedades cardiovasculares, que tiene origen en el modelo alimentario como también lo tienen diferentes tipos de cáncer, la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, las dislipemias (colesterol y triglicéridos), los problemas cerebrovasculares, la insuficiencia renal, el alzhéimer, etc. Todas estas enfermedades se trasmiten de padres a hijos a través del modelo alimentario y el estilo de vida que se comparten en la familia.
Por otro lado, el estrés, la ansiedad y la depresión que afectan a un sector muy importante de la población también se trasmite de padres a hijos. El neuroticismo y la intensidad emocional se aprenden desde la infancia y configuran una personalidad que expresa emociones distorsionadas y estados de alerta mantenidos frente a estímulos anodinos. Hoy sabemos que el estrés y la ansiedad mantenidos en el tiempo derivan en depresión por agotamiento del sistema nervioso, el mecanismo final es un déficit de liberación de dopamina en el núcleo accumbens, alterándola capacidad de motivación y la alegría de vivir. Recientemente se ha documentado que las hijas aprenden el potencial neurótico de las madres, los varones lo aprenden de los padres. Todo ello puede llevar a la ideación suicida y el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España.
El consumo de alcohol, drogas y ansiolíticos para manipular las emociones termina por desestabilizar los delicados equilibrios del sistema nervioso lo que empeora aun mas el problema. Sin embargo, se trata de una conducta extremadamente frecuente en las personas que sufren puesto que no conocen (o no se les ofrece) formas alternativas de resolver el problema de raíz.
El protocolo de actuación de nuestro Sistema de Salud frente a las enfermedades aprendidas se limita, desgraciadamente, a paliar las consecuencias de un modo de vida patogénico. Se considera, por defecto, que el paciente es incapaz de reaprender conductas y expresiones emocionales que reviertan su enfermedad. De esta manera cualquier persona con un potencial de implicación activa en la resolución de su enfermedad es considerada un incapacitado para hacerse cargo de su salud y se le suministran fármacos para paliar las consecuencias de su forma de vida.
Una persona joven que debuta con hipertensión arterial, diabetes o colesterol, desconoce que puede revertir estos estados mediante la modificación de su dieta y mantiene el modelo alimentario que le ha enfermado, limitándose a tomar fármacos para bajar el colesterol, el azúcar o la tensión, lo que no corrige el proceso por lo que la enfermedad se cronifica. Al mantenerse las causas de la enfermedad, los fármacos solo palian las consecuencias a corto plazo, sin embargo, a medio y largo plazo la enfermedad progresa y se instala llegando a acabar con la calidad de vida del paciente.
En cuanto a los trastornos de ansiedad que derivan en depresión, el uso de ansiolíticos solo corrige el desagradable estado por unas horas, el tiempo de vida media del fármaco, para volver a reaparecer tras unas horas. La persona que toma ansiolíticos no se entrena en la detección y el manejo de sus emociones, sino que recurre al fármaco frente a cada situación, frecuentemente anodinas, que le genera estrés. El paciente termina progresando a la incapacidad emocional, solo puede controlarse a través de fármacos ansiolíticos que provocan neuroadaptación, exacerban la ansiedad y generan depresión.
No se trata de cuestionar el uso de fármacos, estos tienen una gran utilidad en la resolución de las enfermedades, pero los fármacos sintomáticos frente a un problema generado por el estilo de vida del paciente, sin modificar este ultimo, es mas un problema que una solución. El primer paso para alcanzar la salud en este tipo de enfermedades es detener las respuestas conductuales y / o emocionales que originan la enfermedad, en caso contrario se llega a la cronicidad y se pierde calidad de vida.
Las enfermedades asociadas al modo de vida ocupan actualmente los primeros lugares en la demanda de asistencia sanitaria. Se trata de enfermedades que tienen su origen en conductas, actitudes y expresiones emocionales que generan enfermedad y que se aprenden del entorno familiar, escolar y social entre otros.
Si no se corrigen los factores desencadenantes, modificando conductas, emociones y actitudes, el problema continua y se perpetua.
La implicación personal del paciente en la solución de la enfermedad es tan importante, si no mas, que la farmacoterapia en el control y resolución de este tipo de enfermedades.
El abordaje biopsicosocial tiene en cuenta no solo el tratamiento farmacológico, sino también la capacidad de la persona para implicarse activamente en la resolución de sus problemas de salud.
Mi labor profesional en los últimos 35 años ha consistido en ayudar a cada uno de mis paciente a identificar aquellas conductas y expresiones emocionales que le generan enfermedad, así como a modificarlas. La intervención farmacológica ha sido una herramienta de apoyo en el proceso, pero sin robar protagonismo en ningún momento a la actitud de cambio del paciente.
Habría que analizar las causas y la naturaleza de la misma así como la medicación que estás tomando. Es frecuente el uso de benzodiacepinas en el tratamiento de la depresión y estas sustancias a medio plazo pueden generar ansiedad y potenciar la depresión. Con el tratamiento farmacológico adecuado y alguna orientación psicoterapéutica, la mejoría sería muy probable, de acuerdo con las estadísticas.
Si estas tomando ansiolíticos es posible que estos sean los que mantienen el proceso de la ansiedad, en todo caso existen tratamientos para el control de la ansiedad que no incluyen este tipo concreto de fármacos. Por supuesto una intervención psicoterapéutica además de la farmacoterapia te ayudaría a saber controlar la ansiedad.
Los hipnóticos permiten conciliar el sueño pero pierden efectividad muy rápidamente debido a la tolerancia que generan. Existen otros tipos de fármacos que ayudan a conciliar el sueño, que no producen tolerancia ni dependencia y que no pierden efectividad con el tiempo.
Evidentemente te han diagnosticado diabetes tipo 2 que tiene su origen en un modelo alimentario inadecuado. El problema es que has generado una resistencia a tu propia insulina. Además de los fármacos, una intervención dietética que asegure todos los nutrientes vitales pero que limite la necesidad de insulina te ayudara a recuperar la sensibilidad a la insulina y a revertir el estado de pre diabetes.
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