Dr. Miguel Dorta
Especialista en Salud Mental
Blog Personal
REFLEXIONES SOBRE LA SALUD
La salud es uno de los cuatro pilares de la felicidad, si no hay salud, si hay dolor o sufrimiento no se puede ser feliz. En la actualidad nuestro sistema de salud se colapsa con numerosas enfermedades que son evitables y que cuando se presentan, son perfectamente reversibles. A parte de las enfermedades infecciosas, los traumatismos y accidentes, las enfermedades genéticas y congénitas, enfermedades fortuitas, algunas enfermedades degenerativas y el envejecimiento, existen un gran numero de enfermedades que se aprenden de padres a hijos y que son preocupantemente frecuentes en nuestro entorno.
Recordemos que la primera causa de mortalidad en occidente es debida a las enfermedades cardiovasculares, que tiene origen en el modelo alimentario como también lo tienen diferentes tipos de cáncer, la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, las dislipemias (colesterol y triglicéridos), los problemas cerebrovasculares, la insuficiencia renal, el alzhéimer, etc. Todas estas enfermedades se trasmiten de padres a hijos a través del modelo alimentario y el estilo de vida que se comparten en la familia.
Por otro lado, el estrés, la ansiedad y la depresión que afectan a un sector muy importante de la población también se trasmite de padres a hijos. El neuroticismo y la intensidad emocional se aprenden desde la infancia y configuran una personalidad que expresa emociones distorsionadas y estados de alerta mantenidos frente a estímulos anodinos. Hoy sabemos que el estrés y la ansiedad mantenidos en el tiempo derivan en depresión por agotamiento del sistema nervioso, el mecanismo final es un déficit de liberación de dopamina en el núcleo accumbens, alterándola capacidad de motivación y la alegría de vivir. Recientemente se ha documentado que las hijas aprenden el potencial neurótico de las madres, los varones lo aprenden de los padres. Todo ello puede llevar a la ideación suicida y el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España.
El consumo de alcohol, drogas y ansiolíticos para manipular las emociones termina por desestabilizar los delicados equilibrios del sistema nervioso lo que empeora aun mas el problema. Sin embargo, se trata de una conducta extremadamente frecuente en las personas que sufren puesto que no conocen (o no se les ofrece) formas alternativas de resolver el problema de raíz.
El protocolo de actuación de nuestro Sistema de Salud frente a las enfermedades aprendidas se limita, desgraciadamente, a paliar las consecuencias de un modo de vida patogénico. Se considera, por defecto, que el paciente es incapaz de reaprender conductas y expresiones emocionales que reviertan su enfermedad. De esta manera cualquier persona con un potencial de implicación activa en la resolución de su enfermedad es considerada un incapacitado para hacerse cargo de su salud y se le suministran fármacos para paliar las consecuencias de su forma de vida.
Una persona joven que debuta con hipertensión arterial, diabetes o colesterol, desconoce que puede revertir estos estados mediante la modificación de su dieta y mantiene el modelo alimentario que le ha enfermado, limitándose a tomar fármacos para bajar el colesterol, el azúcar o la tensión, lo que no corrige el proceso por lo que la enfermedad se cronifica. Al mantenerse las causas de la enfermedad, los fármacos solo palian las consecuencias a corto plazo, sin embargo, a medio y largo plazo la enfermedad progresa y se instala llegando a acabar con la calidad de vida del paciente.
En cuanto a los trastornos de ansiedad que derivan en depresión, el uso de ansiolíticos solo corrige el desagradable estado por unas horas, el tiempo de vida media del fármaco, para volver a reaparecer tras unas horas. La persona que toma ansiolíticos no se entrena en la detección y el manejo de sus emociones, sino que recurre al fármaco frente a cada situación, frecuentemente anodinas, que le genera estrés. El paciente termina progresando a la incapacidad emocional, solo puede controlarse a través de fármacos ansiolíticos que provocan neuroadaptación, exacerban la ansiedad y generan depresión.
No se trata de cuestionar el uso de fármacos, estos tienen una gran utilidad en la resolución de las enfermedades, pero los fármacos sintomáticos frente a un problema generado por el estilo de vida del paciente, sin modificar este ultimo, es mas un problema que una solución. El primer paso para alcanzar la salud en este tipo de enfermedades es detener las respuestas conductuales y / o emocionales que originan la enfermedad, en caso contrario se llega a la cronicidad y se pierde calidad de vida.
areas de actuación
APUNTES SOBRE LA FELICIDAD
La felicidad, desde un punto de vista neurobiológico, se basa en cuatro pilares fundamentales.
La salud, si no hay salud, si hay dolor o sufrimiento, si se ha perdido el apetito, el sueño, la serenidad, el bienestar… no se puede ser feliz. Por ello es tan importante tanto evitar que se presenten como que se reviertan aquellas enfermedades que expresaron nuestros progenitores, modificando el estilo de vida, la alimentación y la expresión emocional patogénica. Conseguir este objetivo y llegar a tomar el control de nuestra salud influye muy positivamente en el segundo pilar de la felicidad:
La autoestima, si no nos queremos difícilmente podremos ser felices. Para el desarrollo de la autoestima es imprescindible plantear nuestros propios objetivos de crecimiento personal, independientemente de lo que pensamos que los demás esperan de nosotros o de los que la moda imperante en el sistema social que nos hace esclavos de un modelo impuesto. Todo ello sin abusar de terceros, somos seres sociales y nuestra autoestima se refuerza cuando prestamos ayuda a quien lo necesita, ello nos hace querernos mas.
La ausencia de necesidades. Si reflexionamos un poco nos daremos cuenta de que pocas son las necesidades a cubrir para estar satisfecho de forma natural, el hambre, la sed, el confort térmico, el descanso, la ausencia de dolor, sufrimiento y amenazas, la seguridad en la enfermedad o en la necesidad, el bienestar de los seres queridos, la pertenencia al grupo o familia y poco mas. Hay que reflexionar sobre la gran cantidad de necesidades creadas por el sistema para fomentar el consumo, base de la economía, que condicionan un estado de insatisfacción y frustración que se compensa mediante la adquisición de objetos innecesarios para asemejarnos al modelo imperante. Podemos estar frustrados y en disonancia por que tenemos hambre, calor o sed, pero nunca deberíamos estarlo por el tamaño de los pechos o por la ropa de marca. No se encuentra mas pleno quien mas tiene sino quien menos necesita.
Las fuentes de dopamina. Si existe un neurotransmisor implicado directamente con la felicidad, ese es la dopamina. Generamos dopamina frente a la anticipación de comer (si tenemos hambre), de beber (si tenemos sed), de dormir (si estamos cansados), de ponernos junto al fuego (si tenemos frio) o de un chapuzón (si tenemos calor), de copular, de descansar… La dopamina es el neurotransmisor encargado de marcarnos el camino hacia la conducta que nos lleva a la homeostasis, pero también es uno de los neurotransmisores que median en la recompensa de las conductas de conservación animal (comer, beber, dormir, copular, abrigo…).
La alimentación, la hidratación, el sueño, el descanso, el confort térmico, la copula, la eliminación de residuos… son fuentes de dopamina, nos alegran la vida tanto el acto en si como la anticipación al mismo. A menudo utilizamos sustancias que generan dopamina (alcohol, tabaco, cocaína, heroína, benzodiacepinas…) y desajustamos los delicados equilibrios entre neurotransmisores y receptores cerebrales perdiéndose la capacidad de disfrute natural de la vida. En otras ocasiones llevamos a la compulsión conductas naturales que generan dopamina como pasa frecuentemente con los alimentos (la mitad de la población adulta es obesa, esta sobre alimentada) o el sexo convirtiéndose en pautas comportamentales adictivas, comer sin apetito o sabiendo que nos hace daño o beber sin ganas no genera dopamina. Lo mismo pasa con las compras, las nuevas tecnologías, el uso de internet, el juego patológico, etc. Se busca la recompensa inmediata que no llega por el desequilibrio neuroquímico debido al abuso, las conductas se hacen compulsivas y sin control. Se envenenan las fuentes de dopamina.
Un factor importante en estos aspectos son los constructos motivacionales que podemos generar de forma voluntaria para obtener disparos de dopamina. Si somos capaces de elaborar constructos motivacionales básicos y saludables podemos estar recibiendo continuamente la recompensa de la dopamina. De esta manera, planificar la comida para cuando haya hambre es constructo cuya anticipación nos va a generar dopamina. Así mismo el desenlace de un buen libro o serie, el descanso tras el deporte, la reunión de tarde con los amigos, la programación de un viaje, el acercamiento a una persona deseada o el crecimiento personal van a ser fuentes básicas y saludables de dopamina.
Finalmente reflexionemos sobre el hecho de que Elon Musk o Bill Gates tienen un sistema neurobiológico de motivación y recompensa exactamente igual al de cualquier otro mortal, sus niveles de dopamina no son superiores a los del resto de los mortales, todo lo contrario, la satisfacción que un ser humano alcanza con un domingo de playa es la misma que la que alcanzan Elon o Bill en un vuelo suborbital, pero con un coste y una factibilidad mucho mas alcanzable.