Sufrimiento e ideación suicida
Sufrimiento e ideación suicida
La ideación suicida es fruto de un estado sostenido de sufrimiento que tiene su origen en circunstancias psicológicas y sociales (perdida, soledad, incertidumbre, miedo, desesperación, tristeza, hastío…) que tienen consecuencias biológicas importantes (ansiedad, estrés, depresión, impulsividad, alteraciones del sueño…). El sufrimiento es una configuración neuroendocrina fuera de control (exceso de adrenalina y cortisol ligados a la reacción de estrés crónico y alarma permanente y un déficit de dopamina y oxitocina que dan pie a la desmotivación y desapego por la vida) que conduce al agotamiento y depresión del sistema nervioso. Todo ello combinado con la ausencia de habilidades de afrontamiento llevan a la persona a la búsqueda de un estado de paz inmediato al que accederían a través de la conducta suicida.
Si a todo ello sumamos que la primera opción farmacológica que se usa mas frecuentemente para el alivio inmediato del sufrimiento son los ansiolíticos (benzodiacepinas) el problema se complica. Los ansiolíticos, además de generar ansiedad y depresión, incrementan la impulsividad del sistema nervioso aumentando el riesgo de conducta suicida.
El tratamiento de la ideación suicidad debe considerar aspectos tan amplios como son la adquisición de habilidades psicosociales para hacer frente a las situaciones criticas, los traumas, el control de las emociones y de la impulsividad, la reasignación emocional, la asertividad y la aceptación entre otros. Del mismo modo es necesario un abordaje farmacológico no invalidante ni adictivo que ponga fin al componente neuroendocrino del sufrimiento, ansiedad y depresión incluidos.
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