Dr. Miguel Dorta

Es evidente que cualquier modelo alimentario que conduzca a la degradación de la salud física o mental de la persona debe considerarse un trastorno de la conducta alimentaria. Esto es evidente y universalmente aceptado para entidades como la anorexia y la bulimia nerviosa. La rehabilitación de estas personas requiere una modificación de normas, conceptos y valores que mantienen a la persona en el circulo patológico, entrenamiento en el control de la alimentación (se puede llegar a ser extremadamente delgad@ sin riesgo para la salud, solo hay que conocer la idoneidad de nutrientes imprescindibles para vivir saludablemente).
Por otro lado, la sobrealimentación que conduce a la obesidad, las enfermedades metabólicas (hipertensión, diabetes tipo 2 y colesterol) así como sus consecuencias (enfermedades cardio y cerebrovasculares, cáncer, demencia, enfermedades inflamatorias crónicas, insuficiencia renal…) son consideradas por muchos expertos como un trastorno de la conducta alimentaria. Su abordaje para la remisión y prevención de estas enfermedades es principalmente a través de la modificación de los valores y conductas alimentarias.